Estos días se cumplen 25 años de la conexión del primer aerogenerador eólico español a la red. Por entonces, los más optimistas decían que sería imposible llegar a los 1.000 megavatios (mw) instalados. Actualmente hay 17.000 instalados y, según Sergio de Otto, “funcionan pefectamente”.
¿Qué papel tiene la eólica en el nuevo mapa energético español?
Debe tener un papel central porque a día de hoy se ha revelado como la energía renovable más eficiente y eficaz y la que ha sido capaz de crecer y competir en precios y costes con las energías convencionales. Además reporta unos beneficios socioeconómicos que superan con mucho el importe de las primas recibidas: desde la creación de empleo al ahorro en emisiones de CO2 evitadas, que es de 1.200 millones de euros al año. En 2020, la eólica podría aportar 40.000 mw que supondrían cerca del 30% de la energía electrica consumida en nuestro país en ese momento.
¿Cuántos empleos puede absorber el sector a medio plazo?
A medio plazo la capacidad es muy alta. El sector emplea de forma directa e indirecta a 45.000 personas, un cifra muy relevante. Pero la eólica puede ser una fuente de creación de empleo muy importante tanto por la potencia que se instala en nuestro país como por lo que se exporta. La crisis actual es temporal, pero nuestra razón de ser es dar una solución a la crisis estructural que se plasma en una fuerte dependencia energética del exterior y que hace imprescindible que potenciemos los recursos energéticos autóctonos como es el conjunto de las energias renovables y especialmente la eólica.
¿Cuánto prevén crecer en 2009?
Este año suponemos que vamos a andar entre los 1.200-1.400 mw, frente a los 1.600 instalados en 2008. No vivimos en un mundo ajeno a la crisis, pero mientras que otros sectores se han paralizado e incluso han dado marcha atrás, nosotros hemos seguido creciendo pero un poco más despacio, dado que el mercado financiero se ha endurecido muchísimo y que le da muchas más vueltas que antes a la financiacion de proyectos y pone condiciones más duras.
Galicia tendrá 6.500 megavatios en 2012. ¿Es desmesurada esa potencia o ya se enfoca para la exportación?
Galicia y España ya son exportadoras de energía eólica. Lo que produzcan las comunidades sirve para alcanzar el objetivo nacional. En el caso de Galicia, donde quizás hay el mejor y más abundante recurso, tendrá que seguir aportando y esperamos que se resuelva positivamente el concurso eólico actual, que ya ha sido fallado, y las próximas adjudicaciones.
¿La eólica se puede convertir en una nueva burbuja económica?
No es una burbuja ni mucho menos. En primer lugar, la energía que estamos generando es necesaria e imprescindible, y deberíamos generar mucha más. Sin embargo, estamos lejos de cubrir una cuota de autoabastecimiento energético que en la Unión Europea es del 50%, cuando nosotros dependemos en un 80% del exterior. Tenemos un sector industrial que está exportando mucho y nuestros promotores son líderes en todo el mundo, donde las empresas eólicas españolas están presentes en 27 países.
¿Qué control lleva el Estado?
El Gobierno tiene la competencia regulatoria, sobre todo en el marco jurídico-retributivo, y ahora tiene que pronunciarse sobre cómo van a pagarse los kilovatios a partir del nuevo plan de energías renovables. El vigente Real Decreto 661 está previsto para los 20.155 mw que fijaba como objetivo para la eólica el Plan de 2005-2010 y ahora nos tiene que determinar la retribución de los siguientes megavatios que se hagan. Ahí tiene una herramienta para fijar el ritmo de crecimiento del sector.
¿Estamos preparados para vivir solo de energías renovables?
A medio plazo podemos y debemos planteárnoslo. Lo que está claro es que tenemos un modelo energético dependiente de recursos que no tenemos y de los cuales no controlamos su precio. Tenemos mucho viento, sol, agua y recursos naturales para la biomasa, que hay que explotar y no buscar recursos fuera de nuestras fronteras. El problema es que hay otros intereses.