Greenpeace considera que el almacenamiento de CO2 perpetúa el uso de combustibles fósiles

Para Greenpace, el almacenamiento subterráneo de CO2 es un salvavidas que tratan de poner en marcha las industrias de los combustibles fósiles para mantener su actividad en un contexto de creciente preocupación por el cambio climático.

"La investigación para el almacenamiento geológico profundo del CO2 no pretende salvar el clima, sino a la industria del carbón. Desde nuestro punto de vista los recursos destinados al desarrollo de esta tecnología deberían ir destinados a la investigación y el desarrollo acelerado de fuentes de energía renovable que es la forma más rápida de reducir las emisiones" ha declarado Juan López de Uralde, Director de Greenpeace.

La Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC o CCS del inglés Carbon Capture and Storage) tiene por objeto reducir los impactos del cambio climático debidos a la quema de los combustibles fósiles mediante la captura del CO2 procedente de las chimeneas de las centrales térmicas y su almacenamiento en depósitos subterráneos. Su desarrollo futuro ha sido muy promovido por el sector del carbón, como justificación para la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón.

La tecnología de CAC no ofrece una solución que evite a tiempo un cambio climático peligroso. No se prevé que el desarrollo de la tecnología de CAC por las compañías eléctricas se pueda llevar a cabo antes de 2030, como muy pronto. Para evitar los peores impactos del cambio climático, las emisiones globales de gases de efecto invernadero tienen que empezar a reducirse en 2015, es decir, dentro de tan solo siete años.

La tecnología de CAC despilfarra energía. Esta tecnología utiliza entre el 10%y el 40% de la energía producida por una central térmica.2 Se prevé que su adopción a gran escala acabe con las ventajas en eficiencia conseguidas en los últimos 50 años y aumente en un tercio el consumo de recursos.

El almacenamiento subterráneo de carbono es arriesgado. No es posible garantizar el almacenamiento seguro y permanente de CO2. Incluso unos niveles de fugas muy bajos podríanminar cualquier esfuerzo paramitigar el cambio climático.

La tecnología de CAC es cara. Podría dar lugar a que los costes de las centrales se duplicaran y a que el precio de la electricidad aumentara entre un 21%y un 91%. El dinero invertido en CAC alejará las inversiones de las soluciones sostenibles para el cambio climático.

La tecnología de CAC entraña riesgos significativos en materia de responsabilidad civil. Esta tecnología constituye una amenaza para la salud, los ecosistemas y el clima. No está clara cuál será la gravedad de estos riesgos.

La crisis climática exige una actuación urgente. Los científicos expertos en cuestiones climáticas advierten de que, para evitar los peores impactos, las emisiones globales de gases de efecto invernadero deberán alcanzar sus cotas máximas en 2015 para, luego, empezar a reducirse hasta llegar a una disminución de, al menos, el 50% en 2050, con respecto a los niveles alcanzados en 1990. El carbón es el más contaminante de los combustibles fósiles y la mayor amenaza para el clima.

Si se llevan a cabo los planes actuales de invertir cientos de miles de millones de dólares en centrales térmicas, las emisiones de dióxido de carbono habrán aumentado en un 60% para 2030.

La viabilidad, los costes, la seguridad y la responsabilidad civil hacen que la CAC sea un juego peligroso. Una encuesta a mil "personas relevantes e influyentes en materia de clima" de todo el mundo revela una duda sustancial sobre la capacidad de la CAC para estar disponible. Únicamente el 34% estaba seguro de que mejorando ‘la tecnología del carbón-limpio’ en las centrales térmicas existentes se podrían reducir las emisiones de CO2 en los próximos 25 años sin efectos secundarios inaceptables, y sólo el 36% estaba seguro de la capacidad de la tecnología para producir energía baja en carbono mediante las nuevas centrales térmicas.

Las verdaderas soluciones para detener un cambio climático peligroso se encuentran en las energías renovables y la eficiencia energética, que pueden comenzar a proteger el clima desde hoy mismo. Es posible conseguir reducciones enormes en la demanda de energía con medidas de eficiencia que permitan ahorrar más dinero de lo que cuesta ponerlas en funcionamiento.

Las fuentes de energías renovables técnicamente disponibles (como la energía eólica, las de las olas y la solar) tienen capacidad para multiplicar por seis y de manera permanente la energía suministrada que se consume actualmente en el mundo.

La [R]evolución energética de Greenpeace ofrece una guía práctica que muestra el modo en el que las energías renovables, junto con una mayor eficiencia energética, pueden reducir las emisiones globales de CO2 en casi la mitad y satisfacer el 50% de las necesidades mundiales de energía en 2050.

www.greenpeace.org/espana/news/greenpeace-considera-que-el-al

www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/triptico-carbono.pdf

www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/falsas-esperanzas.pdf