El PP regional sigue con su absurda campaña contra el plan eólico de Cantabria

De la Serna, en conferencia de prensa ha anunciado que en la reunión que mantendrá el próximo 28 de agosto con Sota pedirá "información clara" sobre cual será el impacto visual que tendrán los molinicos para la Bahía de Santander.

Curioso esta oposición en quienes con tanto ardor defienden la continuidad de la central nuclear de Garoña o deben tener presente el Prestige, y se alejan de las posiciones de una derecha moderna y razonable como la que gobierna en Alemania y en otros muchos países, preocupada por el cambio climático y dispuesta a apostar por las energías razonables.

Claro que con tanto "primo" escéptico ante el cambio climático, no extraña que hayan perdido dos elecciones generales. Esperemos que se tomen una tila, que los molinos no contaminan ni explotan, y se integran en el paisaje, como en La Mancha o en Holanda. Para muchos es una visión de sostenibilidad, empleo y paz, porque no requieren sangre por petróleo, ni emiten CO2, ni generan residuos radiactivos para la eternidad.

Siempre que se intenta desarrollar la eólica en alguna región, se desata la reacción de quienes prefieren Garoña, los residuos radiactivos y el CO2. La biodiversidad no se conservará sin frenar el cambio climático.

El Plan Eólico de Cantabria es un trabajo riguroso, que puede contribuir a crear empresas eólicas en la región, generar empleo y tejido industrial y reducir las emisiones de CO2. La histeria desatada es similar a la de otros lugares, y no se la debería prestar mucha atención. Los mismos que nunca se preocuparon por los impactos ambientales de las centrales nucleares y las termoeléctricas de carbón, y sólo les interesa el "paisaje" para frenar la eólica, mientras llenan el territorio de urbanizaciones y campos de golf.

El secretario de Acción Electoral y Programas del PSC-PSOE, José Guerrero, acusó al Partido Popular de pretender "por encima de todo" un "regreso al pasado" con su oposición al desarrollo eólico del Plan Energético Regional.

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Cantabria, gran reserva por José Guerrero

En estas últimas semanas la polémica sobre el “Plan Eólico” ha subido en intensidad de forma exponencial. Sus detractores rechazan el Plan en base al impacto visual que supuestamente causa sobre el paisaje de nuestra Región y más concretamente sobre Santander y el entorno de su Bahía.

La red acoge una simulación en la que la Bahía de Santander aparece atestada de aerogeneradores. Su autor e impulsor un arquitecto. A él se suman, desde una red social, lo más granado de la sociedad bien santanderina, no faltan apellidos como los Laínz y Ribalaigua, pasando por los apellidos compuestos de Santander de Toda la Vida.

También se han manifestado 95 artistas y galeristas de nuestra Región y alguna asociación con presidencia de ilustre apellido. De entrada su posición es más suave y reclaman más información democrática y transparente, y el respeto al “porte paisajístico de la bahía de Santander”.

De otra parte, y de forma colectiva se han posicionado grupos conservacionistas. Su planteamiento es claro: “el toro de vuelta al corral”.

Y por último está el Partido Popular. Su NO es rotundo, y así lo ha expresado en reiteradas ocasiones tanto de forma colectiva como individual. Incluso un diputado regional de esta formación ha llegado a pedir “el levantamiento colectivo” de la sociedad de Cantabria en contra del Plan Eólico.

Se ha vertido, por tanto, mucha tinta, tanto digital como convencional, en las últimas fechas para criticar y denostar la implantación de producción de energía eólica. El motivo que todos esgrimen para su rechazo es el impacto visual negativo que genera, su contaminación visual. Demasiados molinos, demasiado grandes, y además, contaminan la Bahía de Santander.

Llegados hasta aquí, es necesario aseverar, que con la tecnología que disponemos, ninguna, absolutamente ninguna, forma de producción de energía tiene coste cero medioambiental. La energías renovables, entre ellas la eólica, son las más limpias dado que no generan contaminación atmosférica, pero conllevan otros impactos, la eólica el visual.

Dicho esto, supongo que nadie, ni detractores ni defensores, cuestionamos el estándar de vida medio existente en el mundo occidental. Convendremos también, que nuestro reto para este siglo es que el consumo y producción de energía sea cada vez más responsable y más respetuoso con el medio ambiente. A partir de ahí toca decidir qué tipo de energía queremos producir. Lo que no se puede hacer es intentar plantear un debate demagógico, mentiroso y sin alternativas.

Puedo admitir, en principio, la buena intencionalidad intelectual de artistas y conservacionistas. Los primeros alarmados y preocupados por la información sesgada que les ha llegado. Los segundos por que están en su papel. Aunque los unos y los otros han podido, o pueden conocer el proyecto en toda su extensión y realidad.

Un proyecto que no es fruto de la improvisación. Cuya elaboración ha estado a cargo de la Universidad de Cantabria, y se ha realizado teniendo en cuenta parámetros ambientales, culturales, demográficos, paisajísticos, …; que se ha testado y sometido a la aprobación de alguno de esos colectivos conservacionistas que ahora lo rechazan; que tiene el visto bueno del Consejo de Estado; del que se ha informado a todos los ayuntamientos en los que va a desarrollar; del que los vecinos y vecinas de estos municipios han podido visualizar simulaciones y acceder a información puntual de su desarrollo; y del que se ha informado en reiteradas ocasiones en el Parlamento de Cantabria.

Un proyecto, un Plan, para general conocimiento, cuya zona eólica más cercana a Santander está situada al sur de Lierganes y su impacto visual es cinco veces menor que el que ocasiona el monumento al Indiano ubicado en Peña Cabarga.

Un Plan, además, en el que el número de molinos y su ubicación definitiva en cada zona dependerá y vendrá determinado por el estudio de impacto ambiental definitivo que se llevará a cabo sobre el proyecto presentado por las empresas concesionarias.

Un Plan que va a permitir que en diez años casi el sesenta por ciento de la electricidad que consuma Cantabria sea procedente de energías renovables. Un Plan que va a posibilitar la implantación y desarrollo de proyectos empresariales de la “nueva economía” generadores de empleo.

Esta, y no otra es la apuesta de este Gobierno, del PSOE. El desarrollo social, ambiental y económico de nuestra región en el marco de una economía sostenible.

Ese es el objetivo. Y es precisamente este Gobierno, tan denostado ahora por querer causar un daño medio ambiental a la bahía de Santander, el mismo que hace cinco años saco adelante el Plan de Ordenación del Litoral (POL), con la clara determinación de salvar el litoral de nuestra región de depredadores y especuladores, y haciendo una apuesta clara y rotunda por la conservación ambiental y paisajística de nuestra región. ¿Quién se oponía? El Partido Popular. Ese que ahora lidera la oposición a la instalación de eólicos en Cantabria y ánima al levantamiento social contra el Plan eólico, y que hace cinco años incitaba a los ayuntamientos a revelarse contra el POL.

El Partido Popular, igual que con el POL, vuelve a poner por encima de los intereses de presente y de futuro de Cantabria sus intereses partidarios y electorales. Creen que incitar y liderar esta polémica puede dañar la imagen del Gobierno y la de los Partidos que lo integran, y así facilitar su acceso al poder. Ellos ansían, por encima de todo, “el regreso al pasado”, y el futuro de nuestra Región les importa poco.

Y es que, “Cantabria, Gran Reserva”, además de un eslogan publicitario, para algunos es una forma de entender el entorno, un concepto patrimonial que marca su ideario y su concepción del futuro.

Pero Cantabria no puede renunciar al futuro. Los que vivimos en ella no podemos volver, no tenemos el derecho a dejar pasar otra oportunidad. De cifrar nuestro futuro al manido “marco incomparable”. Tenemos la ocasión de proyectar un nuevo tejido industrial y empresarial que nos hará menos dependientes; que diversificara nuestra economía haciéndola menos vulnerable. Gran Reserva, o futuro. Rehenes de nuestro pasado, o dueños de nuestro futuro. Esa es la elección.

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El consejero de Medio Ambiente del Gobierno cántabro, Francisco Martín, ha acusado al Partido Popular de intentar jalear a las masas en contra del plan de desarrollo eólico que impulsa el Gobierno regional.

En este sentido, denunció que el PP está dando "carta de naturaleza y credibilidad" a una infografía que "cualquier niño" puede hacer en un ordenador con ‘photoshop’.

Para Martín, el PP está "abanderando una política de demagogia", e incluso "llamando a la rebelión social" contra este plan, mediante un debate en el que se está "ocultando la realidad" a la sociedad, dijo al ser preguntado en rueda de prensa por la polémica suscitada por este proyecto, especialmente en relación con la visibilidad de los aerogeneradores.

"No se ve, como ellos (el PP) quieren hacer creer a la sociedad", aseguró el consejero, quien señaló que los estudios realizados por la Universidad de Cantabria son "más que claros" a este respecto, y destacó que las zonas donde se están colocando los aerogeneradores en esas infografías "no están dentro de concurso eólico".

En este sentido, explicó que los aerogeneradores más próximos a la bahía de Santander están en Lunada, que "casi ningún día se ve", y "aunque se vea, estamos hablando de 20 kilómetros en línea recta", recalcó.

Martín también acusó al PP de hacer creer a la sociedad que "no va a haber evaluación ambiental, o poco menos", cuando, como en cualquier proyecto, ésta "está asociada a la ley y nadie se la puede saltar" y además la Consejería de Medio Ambiente "está para velar" porque "todo" se haga con "el menor impacto ambiental posible".

El consejero señaló que "tocará evaluar" los proyectos de los aerogeneradores cuando los concesionarios hayan hecho una propuesta sobre "dónde quieren colocarlos", y recalcó que se han restringido las zonas dónde estos pueden instalarse "al 2 por ciento" del territorio de la comunidad autónoma.

Señaló que estas zonas "potencialmente aptas" están definidas en el "detallado" estudio realizado por la UC "bajo el prisma de la visibilidad, por supuesto", y otros aspectos como que exista viento suficiente, su proximidad a líneas de evacuación y comunicación, y otros. Destacó además que "ni un sólo metro cuadrado que sale a concurso corresponde a ningún espacio con ninguna figura de protección".

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, en el estudio de la UC "quedan unas manchas pequeñas", centradas fundamentalmente en el Sur de Cantabria y que "no alcanzan ni el 2%" de la región, reiteró.

Frente a ello, contrapuso la infografía "plagada de aerogeneradores" utilizada por el PP, que "no es cierta" y que "no tiene ninguna carta de credibilidad", reiteró.

A juicio de Martín, es "un ejercicio de irresponsabilidad" enfrentarse a una política de "modernidad y de futuro" como es el desarrollo de las energías renovables, sobre las que "hay un consenso general", y que van a constituir un nuevo modelo económico en Cantabria.

Destacó que se trata de energías "sin ningún tgipo de afección" en el territorio, lo que permitiría que si "dentro de 30 años" se considera oportuno desmontar los aerogeneradores, podrá hacerse "sin ningún impacto".

Junto a ello, recordó que el plan eólico va a suponer una inversión inicial de más de 2.000 millones de euros para colocar a Cantabria en un "puesto importante" en este tipo de energías. En suma "es una garantía de futuro", subrayó el consejero, por lo que pidió "responsabilidad" a la hora de abordar este asunto.

La estrategia ambiental para el aprovechamiento de la energía eólica en Cantabria propone medidas de compensación ambiental y social con las que mitigar el impacto de los molinos sobre el paisaje.

Según el Grupo Sodercan se aboga por adoptar una estrategia que incluya medidas tanto de mitigación como de compensación que reduzcan los impactos al mínimo posible.

Así, en el plano ambiental se proponen medidas que no sólo eviten el daño ambiental, sino además obtener un bien "de la misma naturaleza y superior" al daño causado, de forma que, finalmente, el balance ambiental en conjunto sería positivo.

Como ejemplo, se sugiere la reimplantación de 1000 metros cuadrados de brezal en el entorno de un parque en el que se hubieran visto afectados 100 metros cuadrados de dicha formación vegetal, es decir, en una proporción de diez a uno.

De esta forma, se valora que no se tendría una pérdida de 100 metros, sino una ganancia de 900 metros cuadrados de brezal. Se obtendría, por tanto, además de un beneficio energético, un beneficio ambiental como consecuencia de la implantación de la actividad.

Además de la compensación meramente ambiental, es también aconsejable poner en práctica medidas de compensación con un significado social para los pobladores del entorno.

Estas medidas pueden incluir ayudas para la mejora o regeneración de pastizales o de áreas forestales, el diseño de las pistas de acceso a los parques de modo que sirvan también a los habitantes de la zona para acceder a sus propiedades, o bien para que cumplan además funciones de cortafuegos, etc.

La estrategia ambiental precisa que para que estas medidas funcionen se deben establecer, durante el proceso de concurso y de concesión de los parques, las obligaciones de los concesionarios sobre medidas de mitigación y de compensación de impactos.

Además, se estima que, en general, el coste de esas medidas será muy reducido en comparación con la inversión necesaria para la construcción y operación de los parques.

El informe incide en que la implantación de medidas de compensación es relativamente sencilla en el caso de que se vean afectadas unidades de vegetación, mientras que las medidas de mitigación de impactos visuales, cuando sean físicamente viables, son también de aplicación sencilla y costes reducidos.

Frente a esto, se considera que las dificultades pueden ser mayores si se trata de compensar efectos sobre aves o quirópteros, ya que las medidas encaminadas a aumentar el número de individuos o a extender sus áreas de distribución pueden presentar dificultades técnicas en el caso de ciertas especies.

En este punto, se recomienda que la compensación incluya la financiación de estudios que permitan conocer mejor el estado, distribución y comportamiento de las especies de aves u otras potencialmente afectadas, para así poder establecer estrategias de protección o de expansión más adecuadas.

En cualquier caso, la estrategia señala que una acción decidida en este sentido contribuiría de manera notable a mejorar la sostenibilidad de este tipo de actividad y a eliminar lo que podría ser uno de sus principales inconvenientes y motivos de oposición social, tanto en Cantabria como en otros lugares.

Por tanto, se afirma que se deben prever los mecanismos necesarios para llevar a cabo, por parte de la propia administración regional o bien por parte de un equipo independiente designado por ésta, el seguimiento y auditoría del proceso de diseño e instalación de cada parque, y también de la puesta en práctica de las medidas de compensación que procedan, con el fin de asegurarse de que la actividad se implanta de acuerdo con lo establecido, y que las medidas previstas son eficaces.

Los costes del citado seguimiento deberían sufragarse por parte de las empresas concesionarias, si bien el control del mismo debería corresponder a la administración regional. Las adjudicaciones que se hagan deberían incluir como condición que, caso de que la auditoría ponga de manifiesto que se produce una afección grave a una especie u otro elemento sensible y que no es posible la mitigación o compensación, se tendría que eliminar o desplazar algunos de los generadores u otras estructuras ya instalados.

Este seguimiento permitiría asegurarse de que la implantación de los parques se hace de forma sostenible, mejorar la imagen de las empresas y del sector en general y, por tanto, facilitar su aceptación por parte de la sociedad.

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La energía eólica en Cantabria – El plan eólico de Cantabria por Antonio Cendrero Uceda

Antonio Cendrero Uceda es catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Cantabria y académico numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y responsable del equipo de la UC.

Según las noticias que me han llegado, en las últimas semanas se ha producido bastante polémica sobre las previsiones del Plan Eólico del Gobierno de Cantabria. Aunque me encuentro desde hace meses fuera de España y, por tanto, no he podido seguir los detalles de esa polémica, como responsable del equipo de la Universidad de Cantabria que realizó el estudio de identificación de los lugares potencialmente favorables para acoger los futuros parques eólicos, creo conveniente comunicar algunas reflexiones.

El estudio citado, realizado por encargo de la Consejería de Industria y de GENERCAN y para el que se formalizó el correspondiente convenio con la UC, tenía por objetivo identificar las zonas de potencial aprovechamiento de la energía eólica con un impacto ambiental mínimo. Conviene tener presente lo de ‘mínimo’, ya que el impacto ‘cero’ no existe, ni para esta ni para ninguna actividad humana. Se trata, por tanto, de buscar emplazamientos que permitan llevar a cabo la actividad con afecciones limitadas, ambiental y socialmente aceptables.

Como es lógico un estudio técnico de este tipo no es ni debe ser una prescripción que determine las decisiones finales. Es únicamente uno entre los distintos elementos de juicio que los responsables tienen a su disposición. Sin conocer las decisiones que tomará el Gobierno de Cantabria, me parece oportuno explicar el procedimiento seguido y los resultados obtenidos. Como coordinador del estudio, asumo la totalidad del contenido de los trabajos realizados por los diferentes equipos que contribuyeron al mismo y, por supuesto, la responsabilidad correspondiente, pero acepto como algo natural que otras personas tengan criterios distintos, porque toda evaluación se realiza desde una selección de criterios que siempre será debatible.

Se partió de un estudio preexistente, proporcionado por GENERCAN, en el que se identificaban las zonas con recurso eólico aprovechable. A continuación se descartaron todas aquellas en donde pudiera haber afecciones negativas a los siguientes elementos: calidad del suelo, Directiva Hábitat (incluyendo LICs y ZEPAs), red Natura 2000, formaciones vegetales de interés, turberas, árboles singulares, área de protección del Oso Pardo, áreas incluidas en el convenio Ramsar, espacios naturales protegidos, Plan de Ordenación del Litoral, perímetros de exclusión alrededor de núcleos de población y vías de comunicación, patrimonio arqueológico, histórico y geológico, aves, otras especies sensibles (catálogo de la Consejería de Biodiversidad).

En concreto, el estudio relativo a las aves, realizado por la Sociedad Española de Ornitología, ha tenido en cuenta las Áreas de Importancia para las Aves (IBA), los collados que son zonas de paso y las áreas de distribución de 7 especies muy significativas. Todas las áreas en las que, por parte de los grupos de expertos, se ha considerado que podría haber impactos no deseables sobre un elemento fueron eliminadas.

Con la mayoría de los elementos del medio, los que pueden decir si los impactos son aceptables o no son los especialistas correspondientes, y así lo han hecho. En el caso del paisaje la situación es diferente, ya que se trata de un problema de percepción cualitativa y sensorial que afecta a todo el mundo, muy influido por las apreciaciones subjetivas, y la opinión de los ‘especialistas’ no tiene por qué ser la que la sociedad considere más aceptable. Por ello, en el trabajo se ha acudido a proporcionar elementos de juicio para la decisión, que incluyen aspectos cuantitativos y de percepción.

Para cada polígono se ha determinado el «área de visibilidad máxima», o superficie de Cantabria desde la cual se podría ver, sea cual sea la distancia, un generador situado en el punto más alto de dicho polígono. Igualmente se ha determinado la superficie de visibilidad, número de generadores que se verían desde cada punto, número de personas residentes y km de carreteras de distinto tipo en dicha superficie, dentro de un radio de 8 km. Esto se ha hecho como mera orientación, para disposiciones hipotéticas de ‘molinos’ en los posibles parques. Por último, con el fin de abordar los aspectos de percepción, se han hecho simulaciones que permiten ver, de manera virtual y desde distintos puntos de vista, los despliegues hipotéticos citados.

Para esos despliegues se han hecho también simulaciones de barreras visuales (arbolado) que han servido para poner de manifiesto que en unos casos la mitigación de los impactos visuales es posible y en otros no. Lógicamente, los proyectos finales que presenten las empresas serán diferentes, y a partir de ellos se podrá definir con precisión su posible impacto visual. Lo que no hace el estudio es decir si un cierto impacto visual es o no aceptable. Simplemente lo mide y lo muestra. Ha de ser la sociedad, a través de sus órganos representativos o por el medio que se determine, quien diga lo que considera aceptable.

En conjunto, se han identificado 38 polígonos potencialmente aptos, con una superficie equivalente al 2% del territorio de Cantabria y al 6% de las zonas con recurso eólico aprovechable, lo que muestra que se ha sido muy riguroso con los criterios de exclusión. Para cada uno de esos polígonos se han indicado los pros y los contras que presentan y se han hecho recomendaciones a tener en cuenta al diseñar y ejecutar los parques.

En el trabajo se ha insistido en que lo que se delimitan son zonas potencialmente aptas, a falta de definir con exactitud el número, características y lugares de emplazamiento de los generadores e instalaciones complementarias en cada parque, así como el trazado y naturaleza de las pistas de acceso. Sin dicha definición, que ha de hacerse al diseñar por parte de las empresas los proyectos, es imposible evaluar con precisión los distintos impactos. Simulaciones como las que han aparecido en la prensa, o como las muchas que el propio equipo de trabajo ha realizado, son simplemente suposiciones apriorísticas para hacerse una primera idea.

Desde hace casi 40 años he dedicado la mayor parte de mi actividad académica a trabajos que han tenido como eje conductor la protección, conservación y uso sostenible del medio. Me considero claramente un ‘ambientalista’, pero procuro abordar el tema desde una perspectiva científica, basada en datos y razonamientos. Mi participación en organismos nacionales e internacionales sobre el Cambio Global me ha llevado al convencimiento de la importancia que tiene el que, en el plazo más corto posible, seamos capaces de sustituir los combustibles fósiles por otras fuentes de energía, preferiblemente renovables y no contaminantes (pero, no nos engañemos, nunca con impacto cero), y también de reducir nuestro consumo de energía. Personalmente creo que la apuesta por las energías renovables es acertada. Permiten aprovechar una fuente de energía que no se agota, no contaminan y son totalmente reversibles. En el futuro se pueden desmontar dejando una huella prácticamente nula en el medio.

Una última aclaración. Ni estoy ni he estado nunca ligado a ningún partido. No estoy «al servicio del gobierno» ni «a sueldo de las empresas eléctricas». Cuando la Consejería de Industria me pidió que coordinara este trabajo, dije desde el primer momento que lo haría, pero que quedara claro que yo no cobraría ni un euro, precisamente para mantener mi independencia, entre otros ante la propia Consejería. El que se suscite polémica en relación con temas como este es bueno y democráticamente saludable. Eso sí, conviene hacerlo contemplando las distintas variables implicadas, sin dogmatismos, sin pensar que uno tiene la verdad absoluta y que representa en exclusiva el sentir de la sociedad.

www.gruposodercan.es/archivos/documentos_contenidos/1050_13.EstrategiaAmbiental.pdf

www.genercan.es/genercan/plan_eolico/ampliar.php