El estudio de la Real Academia de Ingeniería, premiado recientemente por la Fundación Movilidad de Madrid, pide una regulación que anime al sector automoción a transformarse e introducir el automóvil eléctrico, pues ello tendrá grandes ventajas para la sostenibilidad .
El vehículo eléctrico, una de las prioridades de la próxima Presidencia española de la UE, se está configurando como una alternativa que puede ayudar al transporte a reducir su dependencia del petróleo, emitir menos CO2, recargarse con la infraestructura eléctrica existente y permitir a los conductores no sólo comprar sino también, en un futuro a más largo plazo, vender electricidad al sistema.
Así lo recoge un estudio de la Real Academia de Ingeniería, sobre las TIC y su contribución a la sostenibilidad en el que participaron medio centenar de expertos de la Academia, universidades y empresas.
En él se piden decisiones regulatorias que animen al sector de la automoción a transformarse, pues ello tendrá grandes ventajas para la sostenibilidad. El estudio ha sido premiado recientemente por la Fundación Movilidad que colabora en Madrid para la implantacion del Plan MOVELE (Promoción de la Movilidad Eléctrica Urbana). Barcelona y Sevilla son las otras dos ciudades piloto.
Miguel Ángel Sánchez Fornié, Director de Sistemas Control y Telecomunicaciones de Iberdrola y coordinador del capítulo 11 sobre los vehículos eléctricos, asegura que el sistema eléctrico ya está capacitado para dar servicio a millones de vehículos eléctricos enchufables a la red, con una condición: que la recarga de baterías de los coches eléctricos sea controlada mediante las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Según el experto, con la asistencia de las TIC además de evitarse la recarga en horas de máxima demanda energética, se ayudaría a integrar mejor las energías renovables y la eólica en particular.
Y, de ser así, según sus estimaciones, el sistema actual podría admitir sin problemas hasta 3 millones de coches eléctricos "inteligentes", que contribuirían a reducir las emisiones de CO2 de forma considerable.
Las redes inteligentes de transporte y distribución de electricidad harán posible que millones de coches eléctricos (o de su versión híbrida enchufable, con motor de combustión), se puedan conectar a la red en breve, tanto para cargar baterías como para inyectarle energía cuando ésta lo necesite.
Según el Instituto Tecnológico de Massachussets, la introducción masiva del vehículo eléctrico híbrido enchufable en EE UU reduciría el consumo de combustible en un 40 por 100 para 2035. Ello supondría a partir de 2050 una reducción anual de entre 200 y 500 millones de toneladas de CO2. En Europa se estima que se puede conseguir una reducción del 25 por 100.
En los primeros años del siglo XXI la industria de la automoción ha fabricado casi 200 millones de vehículos anuales en todo el mundo. El parque mundial estimado es ahora de 800 millones, en su mayoría dependientes del petróleo.
El incremento de su demanda en países emergentes como Brasil, Rusia, India o China con índices de motorización ahora relativamente bajos (100 coches por cada 1.000 habitantes frente a los 800 de Estados Unidos) y las previsiones de crecimiento de la población mundial (de los 6.700 millones actuales a 9.500 millones en 2050) indican que hay que iniciar la transformación del sector automoción cuanto antes y generalizar los automóviles eléctricos. Las baterías de litio lo posibilitan.
Según el estudio de la RAI, el principal problema tecnológico que suponía la batería, ya está prácticamente resuelto, pues el espectacular desarrollo de la telefonía móvil y los ordenadores portátiles han supuesto avances que serán aprovechados para los automóviles eléctricos.
En un futuro no muy lejano, las redes inteligentes permitirán usar las infraestructuras de distribución eléctrica existentes sin grandes modificaciones para recargar los vehículos con electricidad limpia procedente de la energía eólica, la solar fotovoltaica o la termosolar, asegurarán el suministro, harán un mejor uso de su capacidad, evitarán pérdidas de electricidad y proveerán a los usuarios de servicios adicionales.
www.real-academia-de-ingenieria.org/docs/2009/06/10/16420001_4_10_2.pdf